Gastritis hemorrágica
Una de las consecuencias mas graves que puede tener una gastritis no tratada a tiempo, es la formación de una úlcera péptica la cual se presenta mediante una gastritis hemorrágica que produce vomitos con sangre así como también, en la materia fecal; en este segundo caso, la misma se detecta a través de heces de color negro muy oscuro, esto se llama melena.
Ahora bien, no puede existir una gastritis hemorrágica si no existe una úlcera péptica, y en este caso debemos decir que los principales factores que se consideran en el desarrollo de la úlcera son tanto fisiopatológicos como factores genéticos. En el primero de los casos, estamos haciendo referencia a aquellas condiciones determinantes en el aumento absoluto o relativo del acido clorhídrico; esto hace referencia al aumento en la masa de las células de la mucosa fúndica.
Al mismo tiempo, se refiere a un aumento en la respuesta de las células G que son las productoras de la gastrina, ya sea debido al aumento en su función o bien en su numero. Otro de los factores fisiopatológicos determinantes en la formación de una úlcera derivada de la gastritis hemorrágica es el vaciamiento gástrico seguido por una importante disminución en el pH duodenal.
Dentro de este grupo podemos mencionar también todas las condiciones que deterioran a la barrera mucosa produciendo precisamente una inflamación bastante importante en la misma, que se denomina como gastritis atrófica. También vale destacar que los episodios de isquemia foca son también determinantes en la formación de una úlcera péptica. Pero como mencionamos antes, también hay varios factores genéticos que derivan en la formación de las úlceras pépticas que provocan la gastritis hemorrágica, como por ejemplo, una tendencia familiar a padecer de ulceras duodenales; también es común en estos casos, las tendencias a una anormal respuesta por parte de las células G y a la ausencia de secreción de antígenos ya sea en el grupo sanguíneo, el jugo gástrico o bien, la saliva.
Regeneración y reparación
Ahora bien, la evolución que se da en líneas generales cuando se presenta un caso como el mencionado de gastritis hemorrágica es que la ulcera péptica a través de tratamientos médicos, se cura mediante la regeneración y reparación.
Debemos decir que una úlcera cicatrizada es consecuencia de una depresión, disminuyendo algunos milímetros de diámetro, retrayéndose el callo; es decir, los pliegues de la mucosa tienen una tendencia a convergerse hacia ella. De todas manetas es importante destacar que en la gastritis hemorrágica, con la úlcera ya cicatrizada, se corre el riesgo de que la misma se reactive o bien que se produzca una nueva úlcera en otra zona de la mucosa. Lógicamente esto tiene complicaciones, y justamente la hemorragia es una de ella. En este caso, alrededor del 20% de los pacientes que sufren este problema devienen en hemorragias, las cuales pueden manifestarse a través de sangramientos lentos o violentos.
En casos mas extremos se puede dar un sangramiento fulminante debido a la rotura de una arteria que es corroída por la mucosa. Además del sangrado, otra de las complicaciones más graves que se pueden dar en la gastritis hemorrágica es que se produzca un proceso necrotizante, el cual puede llegar a atravesar la pared del órgano y de esta manera comprometer gravemente aquellas estructuras mas cercanas.
En el caso de que la úlcera se encuentre situada en la pared anterior, puede ocurrir una perforación hacia la cavidad peritoneal, provocando de esta manera una peritonitis. Ahora bien, si a úlcera está ubicada en la cara posterior, puede llegar a perforarse al páncreas, provocando dolores intensos y allí es donde se produce lo que se conocer como peritonitis localizada. Cabe destacar que en este caso, la única solución para curar este problema es un procedimiento quirúrgico en donde se suturará la perforación y se limpiara de fluidos la cavidad abdominal o la zona correspondiente en donde se haya producido dicha perforación, siendo esta una de las consecuencias mas graves de una gastritis hemorrágica.
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