Infecciones respiratorias
Se denomina infección respiratoria aguda (IRA) a las afecciones infecciosas que afectan las vías respiratorias, cuya evolución transcurre en un período menor a 15 días y en muchos casos puede complicarse, virando había un cuadro de neumonía. Las IRA constituyen un factor relevante desde el punto de vista epidemiológico, ya que las cifras de morbilidad asociadas a esta enfermedad resultan las más altas en el mundo.
La mortalidad que se desprende de estas infecciones suelen deberse a los cuadros cuyos síntomas se complican y se convierten en neumonía, enfermedad que produce un número sumamente significativo de muertes al año. Existen factores predisponentes a esta enfermedad, en general asociados a la exposición ambiental, así como también a los datos individuales y sociales.
En lo que respecta a la acción ambiental, se toman en cuenta los factores que pueden afectar dentro o fuera del hogar, tales como el tabaquismo pasivo, la deficiente ventilación de la vivienda, los cambios bruscos de temperatura, la asistencia a lugares de concentración o públicos, el posible contacto con personas enfermas de IRA.
Los factores predisponentes individuales suelen asociarse a varias características. Entre ellas, la edad es una muy relevante, ya que en niños menores de un año la frecuencia con la que se presenta este tipo de cuadros, así como la gravedad que pueden adquirir, es mucho mayor que en adultos. Otros factores influyentes también pueden ser el bajo peso al nacer, la ausencia de lactancia materna, la desnutrición infantil, un esquema de vacunación incompleto, la existencia de infecciones previas, la carencia de vitamina A. En cuanto a las características sociales que pueden resultar predisponentes para el advenimiento de un cuadro de infección respiratoria, se destacan el hacinamiento en la vivienda, así como también las construcciones con piso de tierra.
Agentes causales
Los agentes causales de esta enfermedad son en su mayoría virus y bacterias. En la población de afectados que corresponde a los menores de 5 años, se estima que alrededor del 95% de los casos que presentan infección respiratoria son de origen viral, agregándose la etiología bacteriana en los casos de complicaciones relativas a otitis media y neumonía.
Dependiendo de la etiología del cuadro se podrá determinar que tipo de agente causal ha influido en su proliferación. Los cuadros de rinofaringitis y faringoamigdalitis congestiva son adjudicados a la influencia de los virus: Influenza, Rhinovirus, Parainfluenza y Adenovirus. En los casos en los que se presenta una faringoamidalitis purulenta, la misma esta asociada al virus Adenovirus. Las bacterias ejercen su acción muchas veces en conjunto con la acción de virus, por ejemplo, en los casos de otitis media, los virus intervinientes pueden ser Influenza o Parainfluenza, y las bacterias H. influenzae, S. pneumoniae, M. catarrhalis.
En el caso de la neumonía, los virus posibles pueden ser Influenza, Parainfluenza, o Adenovirus, y las bacterias S. pneumoniae, H. influenzae, S. aureus, K. pneumoniae. El diagnostico de esta enfermedad se clasifica según sus signos y síntomas, ya que las IRA son enfermedades sumamente frecuentes, y en muchos casos se incurre a diagnósticos errados y tratamientos inefectivos debido a un mal diagnostico. Las IRA sin neumonía presentan síntomas de tos, rumorea, exudado purulento en faringe, fiebre, otalgia, otorrea, disfonía y odinofagia. Las IRA con neumonía leve, presentan todos los síntomas antedescriptos, a los cuales se les suma la taquipnea (en menores de 2 meses más de 60x', de 2 a 11 meses más de 50 x' y de 1 a 4 años más de 40 x').
En los casos de IRA con neumonía grave, se distingue entre los síntomas un aumento de la dificultad respiratoria, tiraje, cianosis y, en los menores de 2 meses, muchas veces se identifica la presencia de hipotermia. Los errores mas frecuentes que provocan las equivocaciones en la realización de diagnósticos diferenciales adecuados, se relacionan con la inadvertencia de los signos tempranos de neumonía que se presentan en el cuadro, la solicitud excesiva o inadecuada de exámenes de laboratorio, así como también la clasificación equivocada.
Los factores que acentúan el mal pronostico de esta enfermedad se relacionan con la edad del niño, siendo de riesgo cuando es menor de dos meses de edad, si existe la presencia de alguna inmunodeficiencia, cuando se ha producido la muerte de un menor de 5 años en la familia, si la madre es analfabeta o menor de 17 años, si la familia tiene dificultad para el traslado al médico si se agrava el estado de salud del niño, si el paciente es menor de un año con antecedentes de bajo peso al nacer, si el paciente en un niño con desnutrición moderada o grave.
Para atender a los pacientes con infecciones respiratorias, en el caso de que no presenten complicaciones con neumonía, se recomienda un incremento en la ingesta de líquidos, no restringir la alimentación, sino que se mantenga la alimentación habitual, que la madre no suspenda la lactancia al bebé, si es que se encuentra en ese periodo, y en el caso de otorrea, la correcta limpieza del conducto auditivo, controlar la temperatura y medicar en caso de que la misma suba, etc.
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