Rejuvenecimiento facial con radiofrecuencia

La radiofrecuencia constituye un tratamiento revolucionario que ofrece soluciones de estética de la piel sin necesidad de inyecciones ni agresiones externas, convirtiéndose de este modo en un tratamiento no invasivo altamente efectivo.

Los resultados son más sutiles que los que se experimentan con una cirugía como el lifting, y sus efectos se comienzan a visualizar entre dos y cuatro meses posteriores a la finalización del tratamiento. Si bien una vez que se inicia el tratamiento ya se experimentan ciertas mejoras a nivel cutáneo, como por ejemplo el efecto de tensión en la piel que la deja mas tersa y joven; a lo que apunta la radiofrecuencia es a la generación de colágeno en la piel de forma natural, mediante la estimulación electromagnética de la zona.

La producción de colágeno en la dermis es un efecto que no se genera de manera automática, sino que lleva un tiempo que es específico de cada persona, y una vez generado el mismo rellena las arrugas y produce el buscado efecto de tensión en la piel. Una vez que se produce esto, la duración de este resultado se estima que ronda entre los dos y tres años posteriores.

Durante el tratamiento, es recomendable realizar una sesión de radiofrecuencia facial cada dos o tres semanas, hasta un máximo de seis sesiones. La periodicidad del tratamiento se vera definida en base a la edad de la persona, el área sobre la cual desee trabajar y el tipo de piel que tenga. En términos generales se observan resultados con mayor rapidez en la pieles mas finas.

Este método, clínicamente aprobado, para reafirmar y contornear la piel, provoca mejoras notables tanto a nivel del contorno cutáneo como de la textura. Esto sucede de manera natural ante la proliferación del colágeno en la zona estimulada, y sus efectos se aprecian tanto en mejillas, contorno de ojos, pómulos, contorno de labios, cuello, frente, etc., en forma paulatina. Durante la sesión de radiofrecuencia facial, la persona que esta recibiendo el tratamiento podrá experimentar un calor local en la zona en la que se aplica la radiofrecuencia, pero no debería experimentar dolor bajo ningún punto de vista.

La estimulación generada por el efecto electromagnético provoca un leve enrojecimiento de la piel, que debería cesar rápidamente sin dejar ningún tipo de rastro. Este sistema puede aplicarse tanto en zonas pequeñas como el rostro y el cuello, como en zonas extensas en el cuerpo, como por ejemplo muslos, glúteos, abdomen, etc. A nivel corporal lo que se busca con el tratamiento por radiofrecuencia es la mejora en las zonas afectadas por celulitis y flacidez. Las ondas penetran en los tejidos adiposos subdermicos, facilitando la circulación y la eliminación del tejido graso subcutáneo.

Desde el interior hacia el exterior

El efecto que ejercen las ondas electromagnéticas emitidas por la radiofrecuencia ejercen un efecto que actúa desde el interior hacia el exterior, trabajando sobre las capas subdérmicas de la epidermis, y favoreciendo de esta manera, además, el drenaje linfático, cuyo efecto será el de remover y promover la eliminación de líquidos y toxinas que se encuentren embebidos en el tejido adiposo, que son las responsables de la generación de la celulitis y la apariencia de lo que se denomina "piel de naranja", que afectan mas usualmente las partes de cuerpo media e inferior, incluyendo abdomen, caderas, glúteos, y piernas.

Este mecanismo trabaja con un equipo generador de radiofrecuencia, que antes de disparar la onda de radiofrecuencia se enfría la piel de la zona a tratar a tres grados centígrados, con el propósito de administrar el calor en la profundidad de la piel. El control volumétrico de la temperatura emitida por el equipo permite proteger la superficie epidérmica y el tejido fino, controlando la temperatura que se desea hacer llegar a las profundidades cutáneas.

El efecto que se produce en los primeros diez minutos de iniciado el tratamiento es la contracción de colágeno propio de la zona sobre la cual se esta realizando la estimulación por radiofrecuencia, gracias al efecto de rotación de la triple hélice que conforma su estructura, que produce un acortamiento del colágeno en tres dimensiones, inducido por el efecto térmico (que ronda entre los 60 y 70 grados centígrados) que se produce en la profundidad del tejido dérmico hasta donde llega a penetrar la radiofrecuencia. Esto constituye la primera reacción del organismo ante la recepción de las ondas electromagnéticas.

El segundo efecto, que es el que busca alcanzar el tratamiento a largo plazo, ya no sucede automáticamente sino de 2 a 6 meses finalizado el mismo, es la regeneración del colágeno y la formación de nuevas fibras que provocaran la remodelación de los tejidos a través de la estimulación de los fibroplastos. Es decir, con la radiofrecuencia facial se consigue un efecto de lifting inmediato en cada sesión, así como también un moldeado del rostro que se produce dentro de los 6 meses sucesivos gracias a la remodelación de los tejidos y la formación de nuevas fibras de colágeno.