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Trastorno antisocial

Los diferentes tipos de trastornos requieren de tratamientos específicos, por lo general, los que están asociados a la psiquis del ser humano, suelen ser más complejos de curar y requieren de mayor tiempo de tratamiento. El trastorno antisocial es uno de ellos, y aunque puede que su nombre no nos suene demasiado en la cabeza, podemos asegurar que muchos individuos padecen de esta patología, que no distingue sexo o edad. Pero para poder ahondar un poco más en esta afección es necesario que nos informemos para así poder reconocer sus signos o síntomas y determinar de esta manera qué hacer y con qué profesional consultar.

Los profesionales suelen denominar al trastorno antisocial como trastorno de la personalidad antisocial o sociópatía. Como ya hemos adelantado es una afección de índole psíquica, en donde el paciente que la padece pierde la noción de la relevancia de las normas sociales y culturales, entre ellas están las leyes y los derechos individuales.

Lo casos que más temprano se han detectado han tenido lugar a partir de los 18 años de edad, pero los síntomas del paciente empiezan a desarrollarse mucho antes, desde los 13 a 15 años. En ese período podemos divisar algunos síntomas de esta posible enfermedad, pero no de manera tan marcada; en algunas culturas a esta afección también se le otorga el nombre de trastorno disocial de la personalidad.

trastorno antisocial en grupoPara resumir decimos que una persona que tiene esta patología es un sociópata y esto no es un detalle menor o una afección sin importancia, todo lo contrario, estamos hablando de una caso de índole psiquiátrico que debe ser tratado por profesionales. Un sociópata muestra un grave cuadro de personalidad antisocial y rompe toda regla o norma preestablecida ya que no pueden adaptarse a ellas.

Un sociópata sabe que hace daño, esto lo aclaramos para desmitificar quienes aseguran que "no se dan cuenta de lo que hacen", lo saben pero harán todo lo que esté a su alcance para poder lograr su objetivo, sin importar si cometen graves delitos o leves. Muchos individuos confunden al sociópata con un criminal o un psicópata, pero ambos trastornos poseen diferentes características, aunque tengan puntos de encuentro, y por ello se los trata de manera diversa.

Características de esta patología

pleno momento de un trastorno antisocialExisten características típicas de esta enfermedad que nos ayudan a reconocerla, algo que se debe tener en cuenta es la intensidad y la frecuencia de ciertas conductas; en las acciones consideradas como anti sociales, podemos encontrar formas de expresarse de baja frecuencia pero de intensidad alta.

Otras de las características más frecuentes de un trastorno antisocial es la longanimidad y magnitud de la conducta de la persona; un ejemplo claro es quizás el aislamiento, algo que a primera vista puede no llamar la atención de extraños, pero cuando dicha conducta se extiende por más de lo normal, allí empezamos a sospechar. En conclusión, aquellos niños, que desde muy pequeños presenten alteraciones en la conducta como aislamiento, no reconocimiento de las normas establecidas, y todo esto con mucha frecuencia y variantes, deben ser derivados a un médico.

Las causas de el trastorno antisocial puede deberse a varios factores, muchos de los mismos tienen un origen genético, pero el entorno de la persona afectada puede influir de gran manera, en especial si hablamos de familiares directos ya que son ellos los que influyen en su desarrollo. Los procesos químicos, de tipo anormal en el sistema nervioso de una persona y posibles daños cerebrales pueden llegar a ocasionar un comportamiento agresivo como impulsivo; también el abuso de fármacos.

Tratamiento

Como casi todas las patologías, el trastorno antisocial puede tratarse sin ningún tipo de problemas; pero el gran inconveniente que debemos abordar en esta clase de patología es que, aunque el enfermo sabe que hace daño, no reconoce su enfermedad como tal. Es por ello que se debe buscar un estimulo externo que le permita darse cuenta de lo que está padeciendo, del año que se hace a él mismo y a los demás; dicho estímulo puede provenir de su propia familia o entorno, como también de la justicia. Si el paciente, además de sufrir de trastorno antisocial, tiene como costumbre el consumo de fármacos, la afección puede agravarse.

Las terapias suelen ser la clave para tratar esta patología, las de tipo grupal son las más recomendadas, ya que de esta maneta el individuo puede interactuar con otras personas que padecen su mismo problema sin la necesidad de estar expuesto a situaciones de violencia o rechazo. Terapias de modificación o de comportamiento cognitivo nos ayudan a alertar sobre los problemas de pensamiento y así estimular su comportamiento de forma positiva en la sociedad. En caso de que el médico recete medicamentos lo hará con el fin de combatir síntomas de agresividad e irritabilidad, pero esto debe determinarlo el profesional.