Trastornos alimenticios
Alimentarse bien no quiere decir comer mucho, sino tener una dieta equilibrada y que aporten todos los nutrientes necesarios para que nuestro organismo pueda desarrollarse plenamente. Pero en muchas culturas esto no ocurre, se suele consumir comida chatarra en cantidades industriales y sumado a esto, la gente no realiza ningún tipo de actividad física, lo que conlleva a un aumento de peso inminente y esto, a su vez, a una gran variedad de afecciones que pueden tornarse severas con el tiempo.
Una enfermedad muy común hoy es el trastorno alimenticio, son muchas las personas que ven a esta afección como algo leve y no se dan cuenta de que si no se trata correctamente puede causar serios problemas en la vida de los individuos.
Los trastornos alimenticios son básicamente problemas de conducta, los cuales pueden inducir a patologías como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa o la compulsión hacia la comida. En el primero de los casos, la persona pierde mucho peso pero no se percata de que ha adelgazado demasiado y sigue sintiéndose gorda; en la bulimia nerviosa, el individuo consume muchos alimentos y en gran cantidad para saciar su hambre. Luego recurre a las purgas con vómitos provocados por ellos mismos o también puede ingerir laxantes. La compulsión hacia la comida, consiste básicamente, en comer sin ningún tipo de control o culpa, es así como se definen los trastornos alimenticios más habituales.
De acuerdo a los estudios realizados, son las mujeres las que sufren mucho más estas afecciones, y estas patologías suelen tener su inicio en la adolescencia. ¿Cómo podemos darnos cuenta si nuestra hija padece un trastorno alimenticio?, mediante la observación de los síntomas: la joven puede llegar a presentar depresión, ansiedad y hasta ingerir drogas. Esta enfermedad no es menor, puede derivar en problemas cardíacos y renales, es por ello que cuando se percibe, se debe acudir por ayuda de forma urgente. Los médicos suelen complementar los tratamientos farmacológicos con ayuda psicológica y asesoramiento nutricional.
Los trastornos alimenticios hoy
Aunque es cierto que los trastornos alimenticios se dan mucho más en mujeres y en adolescentes, los últimos estudios indican nuevos factores a tener en cuenta, entre ellos, se estima que estos problemas que comienzan a temprana edad, puede incluso perdurar más allá de la adultez. Son cada vez más las personas que buscan tratamientos por desordenes alimentarios que tuvieron inicio en su juventud y que luego de tratarlos, por causas de estrés o presión, volvieron a surgir en su vida adulta.
La causa principal de un desorden alimentario tiene lugar a los malos hábitos que nunca fueron curados; a esto hay que sumarle los factores de riesgo que se suman a la vida de un adulto: alcohol, cigarrillo, fármacos, etc. Vivimos en una sociedad con tendencia a la delgadez, en donde la moda, las películas e incluso las prendas de vestir suelen ser muy crueles con un cuerpo de apariencia normal y no perfecta. Esta clase de presión es lo que lleva a muchas niñas, hoy mucho más expuestas a los medios de comunicación que antes, lleven a comer mal y poco. Los individuos que padecen los trastornos alimenticios suelen ocultar sus malos hábitos para no despertar sospecha, es por ello que muchos padres tardan en percatarse de que sus hijos están siendo víctimas de bulimia o anorexia. Por ello se debe estar más que atentos, controlar el peso de nuestro hijo, asegurarnos de que consuma los alimentos estipulados y analizar su comportamiento.
El rol del psicólogo
Los psicólogos son vitales para poder tratar este tipo de patologías, pero antes de llegar a él, el médico realizará algunos estudios para descartar cualquier otro tipo de enfermedades y así saber si, además, el paciente corre algún peligro físico inminente. Una vez que se ha detectado el tipo de trastornos alimenticio que la persona padece, se procederá a llevar a cabo el tratamiento, lo que el psicólogo tratará de hacer es reemplazar esos pensamientos auto destructivos del individuo por otros positivos. Pero cambiar pensamientos y conductas no siempre es suficiente (dependiendo cada caso), para que los resultados exitosos prolonguen en el tiempo, tanto el profesional como el paciente, deberán trabajar a fondo en los problemas psicológicos de la persona, y así poder llegar a la raíz de la patología.
La terapia también ayudará al individuo a mejorar las relaciones personales con su entorno, lo ayudará a integrarse y a poder, de a poco, desarrollar una vida tradicional. En algunas ocasiones, puede que el médico indique fármacos, pero éstos siempre estarán complementados con la terapia; los pacientes que tengan indicado medicación, deben estar al tanto de los posibles efectos colaterales. Todo lo que se haga en el tratamiento, debe siempre estar supervisado por nuestro médico y psicólogo de cabecera, solo así sabremos realmente si estamos viviendo alguna mejora en el proceso.
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